22 nov 2010

La letra con sangre Entra

Eso decían los antiguos profesores para justificar los reglazos en la yema de los dedos, los cachetes y los collejones a aquellos que fueran malos estudiantes, y algo así me está pasando a mí. Tras un mes de Septiembre en el que me sentía genial aunque sabía que no estaba 100% al tope, que no al topless lo cual querrían ver muchas señoritas... De un país donde ser un esmirriao sea lo que se lleve.

Vino una racha en la que me daba una pereza increíble tan siquiera salir de casa aunque fuera a por el pan... El frío que me dejó tonto yo creo, bueno la verdad es que ni de frío se podría catalogar, fresquito y suave pero fue suficiente para quedarme aletargado en la madriguera cuan Oso, pero todo tiene su fín y siempre hay un día que decimos ¡Hombre ya! Y volvemos a la carga, eso pasó hace un poco más de 2 semanas, 1 día divertido con Diego, mi entrenador y Manolo me hizo creer que aún quedaban bastantes fuerzas en el motor y que este letargo me había dejado en una buena base para el año que entra, nada más lejos de la realidad, el hecho de salir la mayor parte del tiempo a entrenar solo, cuando no toca asumir que la inmensa mayoría de los días por horario el Rodillo es mi único amigo, mis intentos de formar grupeta nocturna acaban siempre un tanto frustrados en el escepticismo de la gente que prefiere asumir el castigo del rodillo antes de pasar frío haciendo algo más real por alguna urbanización.

La siguiente semana vino con una salida con batante más gente por mi zona, Torrelodones, vuelta a Galapagar, carretera antígua de Villalba donde el termostato saltó y tuve que terminar la ascensión, apenas una pequeña rampa al ralentí, el resto de la ruta sí me mantuve con un comprtamiento digno, subida de la Berzosa donde el testigo de la temperatura del motor iba ya encendido en tecnicolor, y regreso para Torrelodones, y vuelta a casa por las Rozas y mi querido puerto de Galapagar, que nunca he subido (nótese la el tono sarcástico), a esto se sumó un viento infernal y porculero y un día que me levanté voluntuoso en canto a esfuerzos... Resultado, yo un tío que suele ir bajo de pulsaciones rozando las 170 pulsaciones de media...

Tras ello una semana corriendo para arriba y para abajo, y con algún día de rodillo para verme este fin de Semana con Diego, Jorge y si hermano y 2 chavales, no sé si Junior o cadetes, pero desde luego no era mi día, primera subida a Valdemorillo comienzo marcando el ritmo mientras charlo con Diego, no va mal la cosa, aunque las piernas me dicen que hoy no van regular van como ojete carrasquete, así pues bajamos revoluciones y terminamos para coronar, junto con uno de los chavales y aún doy gracias, que se me hizo un suplicio dar caza al resto de la grupeta,... Aquí pasa algo pensaba, el resto de la ruta siguió igual, haciendo la goma penando y llegando a tener ganas de hacer un regalito al asfalto... Y aquí pasa algo me decía... Hace un més era capaz de mantenerme a rueda de mi entrenador sufriendo y llorando, hasta que poco antes de coronar me metía un trechazo... Pero enseguida las piernas se recuperaban... Ahora bueno... Eso lo hago un vez, pego petardazo a mitad de ascensión y ahí me quedo para el resto de la ruta.

Obviamente, cuando me volvió la lucidez, en casa, y haciendo honor a mi gran espíritu de autocrítica tuve la respuesta por mí mismo... Claro que pasa chaval... Que llevar 2 meses zampando como si llevaras 2 años sin comer y esforzándome menos que Anelka en horas bajas.

En fín, aunque esta entrada sea algo cutre y poco interesante a los demás, me venía bien desfogarme y autoinculparme del delito de gandulismo extremo y pagar por dicha pena el que los demás me metan caña. Prometo pagar mi penitencia de salir todo lo que pueda y encima disfrutar de ello, unas vacaciones del 17 de Diciembre hasta que acabe el año sin duda me ayudarán.